Página 128 - ROSARIOCORINTO

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Nuestra Señora del Rosario en la Semana Santa y su ubicación en el
Sábado Santo
Al contar la Cofradía con una procesión configurada se plantea
la inclusión de la imagen dentro de un cortejo alusivo a la
veneración del Santo Rosario. El protagonismo de esta
advocación, como colofón del discurrir penitencial de sus misterios
dolorosos, es una constante a lo largo de la historia de las
cofradías hispanas. Con este mismo sentido se la incluyó en la
procesión de la cofradía hispalense de Montesión donde, como en
el caso la Cofradía de la Caridad, cerró desde 1590 el discurso de
los cinco pasos alusivos a sus misterios: Oración del Huerto,
Flagelación, Coronación de Espinas, Jesús Camino del Calvario y
la Crucifixión. Con semejante juicio obraron cofradías castellanas
como la de la Pasión o la
más famosa de la Vera Cruz en
Valladolid donde, aún hoy día, uno de sus cortejos lleva por título
“del Rosario de Dolor
”. De forma que estas pautas, evocadas por
la cofradía murciana a partir de 1993, no suponen sino la
conformidad con un cauce compartido en áreas distantes del país.
Además, la advocación del Rosario aparece favorecida por la
costumbre de asumir un valor teatral dentro de la celebración de
la Semana Santa. Conviene recordar lo mencionado en el caso de
la devota Virgen del Rosario de Santo Domingo de la ciudad de
Murcia: una iconografía de gloria investida de un carácter
luctuoso como “
memoria pasionista”.
Por expresarlo de modo
contundente; si una efigie podía ser enlutada al modo de Soledad,
ésta era la de Nuestra Señora del Rosario en sus variadas
representaciones y convenientemente desprovista del Niño. Por
tanto, el atuendo se antoja consustancial a su caracterización
para el tiempo señalado y, especialmente, para la jornada de
Sábado Santo.
La oportuna inclusión de la imagen en esta jornada cuenta,
además, con un precedente poco conocido que pervivió hasta las
primeras décadas del siglo XX. Ya se aludió antes a la implicación
de la imagen de Santo Domingo en las más arcaicas muestras de
la celebración pasionista murciana; aún en centurias posteriores
se siguió verificando dicho acto a través de una sencilla procesión
claustral en el interior del templo dominico. Este ceremonial
constituyó el “
leif motiv”
para la liturgia ritual de otras iglesias.
Así, la fórmula fue imitada en La Merced donde una talla
ataviada de Soledad, seguramente la de la Virgen de las