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EL CRISTO DE LA CARIDAD ES VUESTRO GRAN TROFEO DEL
AMOR DE DIOS: "SUS HERIDAS NOS HAN CURADO"
Silvestre del Amor García
Delegado Diocesano de Cofradías y Hermandades
En cierta ocasión me comentaba un
nazareno, buen cofrade, que sentía
envidia de esas personas que, al paso de la
imagen del Señor en la procesión de
semana santa, se enternecen hasta el
punto de llenar sus ojos de lágrimas.
No lo digo por las lágrimas, me decía,
sino porque yo quisiera sentir también lo
que esas personas sienten en su corazón,
ver en esa imagen de Cristo lo que ellos
ven y yo no acierto a ver.
Muchos,
en
mi
Cofradía,
continuaba diciendo el buen cofrade, me
hablan de ese Cristo que procesionamos
como si fuera alguien con el que tienen
un trato íntimo, como alguien de su
familia.
Yo no dudo de la sinceridad de
esas lágrimas, ni de la realidad de su
experiencia personal en el trato con
Jesucristo, pero, ¿por qué yo, que soy
nazareno y cofrade, no siento lo mismo?
He reflexionado mucho sobre todo esto
y he llegado a la siguiente conclusión:
uno puede mirar las imágenes que
procesionan como si fueran fotografías,
sin embargo, ellas están destinadas a
trascender lo material que ven nuestros
ojos y a despertar los sentidos interiores enseñándonos a mirar de un
modo nuevo, capaz de percibir lo invisible en lo visible.
En el monte Calvario hay mucha gente que está allí para
contemplar "el espectáculo". Estos, los "espectadores", los que ven a Jesús
desde fuera, son los que gritan: " si eres el Hijo de Dios sálvate a ti
mismo,... baja de la cruz...". Son los mismos que hoy, viendo el