LA CARIDAD DE CRISTO NOS IMPULSA
José Emilio Rubio Román
Mayordomo de Honor
Por más que el célebre tango popularizado por Gardel
afirmara que “20 años no es nada”, en el caso de la Cofradía del
Cristo de la Caridad, las dos décadas transcurridas desde la
aprobación de sus estatutos el día de San Pedro y San Pablo de
1993 han dado para mucho, y la celebración de tal efemérides,
para la que se anuncia un calendario de actos verdaderamente
atractivo
y
plausible,
constituye una invitación para
volver la vista atrás y
rememorar algunos de los pasos
que se dieron en aquellos días,
en los que tuve la suerte y el
orgullo de participar.
En el origen de todo
estuvieron
varias
conversaciones con los promotores de la cofradía, de las que surgió
la idea, como mera hipótesis al principio y como proyecto poco
después, de una nueva procesión que ocuparía el hueco que
quedaba en el calendario nazareno de Murcia tras haber sido
cubiertos el Viernes de Dolores, desde 1986, y el Sábado Santo, a
partir de 1987, por las cortejos penitenciales del Cristo del Amparo
y el Señor Yacente, respectivamente.
Desde un primer momento se optó por una puesta en escena
nazarena netamente murciana, tomando lo mejor de nuestra
tradición procesionista y plasmándolo en la procesión del Sábado
de Pasión. De ahí surgió el rigor en el modelo de túnica escogido
para mayordomos, estantes y penitente; de ahí el paso portado
con dos nazarenos por vara; de ahí la apuesta decidida por el
andar murciano; de ahí la iluminación mediante cera, el reparto
de caramelos y obsequios bien entendido, la sección de burla y, en
definitiva, la construcción de un desfile penitente presidido por la
murcianía.
Pero si importante era la definición estética, no habían de
quedar en segundo plano los fundamentos que dieran sentido
tanto a la cofradía como a la procesión misma. En este punto, mis
propuestas encontraron excelente acogida, porque tanto la de
escoger la Caridad como advocación del Santo Cristo titular, como