Página 14 - ROSARIOCORINTO

Versión de HTML Básico

sufrimiento de tantas personas, de tantas catástrofes que arruinan,
destruyen y matan, gritan que si hubiera Dios no consentiría todas esas
injusticias.
Lo curioso de todo esto es que aquellos que gritan y que
socialmente son aplaudidos porque defienden a los oprimidos, son, en
gran parte, aquellos que andan instalados en su cómoda situación de
espectadores de tales espantos, desde "el sillón tapizado de su bienestar".
En quienes están sumergidos en tales
horrores, p. ej.: el buen ladrón del
Calvario, la madre del ajusticiado,
María, y un largo etc., el efecto es más
bien el contrario: justo en ellos
encuentran a Dios. Es lo que ocurre con
aquellos que, al paso del Crucificado, ven
en Él sus propias dolencias y, no sólo se
sienten identificados con Él, sino que lo
ven desde dentro, desde la esperanza que
suscita en ellos ese compartir de Dios
mismo nuestra aflicción. "Sus heridas nos
han curado".
A los veinte años de la fundación de la Cofradía de la Caridad,
tras tantos avatares y sufrimientos vividos, esta debería ser vuestra
lección bien aprendida: sólo cuando hemos mirado al Crucificado y
hemos visto en su cuerpo nuestra propia historia de pecado es cuando
hemos comprendido que nuestros sufrimientos han valido la pena
porque nos han identificado con Él, y sabemos por ello que sólo se puede
dar respuesta a través del Crucificado, a través de aquél ser humano en
el que nuestro sufrimiento entra en contacto con el corazón de Dios, con
el amor eterno.
El Santísimo Cristo de la Caridad ha de ser para vuestra Cofradía
el gran trofeo del amor de Dios. "Sus heridas nos han curado".
Pidámosle, en este año de la fe que nos haga experimentar con gozo que
su caridad es más grande que nuestro corazón.