Página 143 - ROSARIOCORINTO

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Siendo la caridad la
virtud más excelente, se
explica que en la Ultima Cena
dijera Jesús a los Apóstoles:
“Un mandamiento nuevo os
doy: que os améis unos a otros
como, Yo os he amado. En esto
conocerán todos que sois mis
discípulos; si os tenéis amor
unos a otros”Jn 13-34-35, el
mandamiento nuevo señala la
medida con que debemos amar a los demás: como Cristo nos ha
amado. Los mandamientos de la ley de Dios se resumen en dos:
amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros
mismos. Esto podemos decir que es la esencia de la Caridad.
Por ser virtud que infunde el Espíritu Santo y porque nos
capacita para amar a Dios tal cual es, es un don sobrenatural.
Con la misma caridad que amaremos eternamente en el cielo,
amamos ya en la tierra.
La caridad con el prójimo presupone respetar sus derechos de
justicia, pero exige también practicar las obras de misericordia
ayudándole en sus necesidades espirituales y materiales. Y no
podemos excluir a nadie, ni siquiera a los enemigos “Amad a
vuestros enemigos –dice el Señor-, haced el bien a los que os odian;
bendecid a los que os maldicen y rogad por los que os calumnian”
Lucas 6,27-28. Para enseñar de manera gráfica cómo vivir la
caridad, Jesucristo propuso la parábola del buen samaritano,
Lucas 10,30-37.
Tenemos que vivir para
garantizar la vida de quienes se
debaten en condiciones precarias
sociales y económicas, tenemos que
confiar en quienes son nuestros
hermanos compartiendo la vida y los
bienes
haciendo
posible,
la
multiplicación de panes y peces.
En la actualidad se le tiene que
pedir o exigir a nuestros gobernantes
que luchen con todos su medios para
acabar con la pobreza y la exclusión,