Página 153 - ROSARIOCORINTO

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vean, los cojos anden, los leprosos queden limpios, los muertos
resucienten, y SE ANUNCIE A LOS POBRES EL REINO DE DIOS.
Más claro, agua.
Nuevamente cita a Isaías. Jesús tenía preferencias por este
profeta. (Is 35, 5-10). Vemos en todo ello una preocupación por el
pobre. No una preocupación meramente espiritual, sino integral.
Anunciar el evangelio supone entrar en los detalles. Vestir,
nutrir, visitar, liberar. Y todo ello tiene una relación directa con
lo que decíamos al principio....
el ayuno que yo quiero, es todo
eso....
entrar en los detalles, y comprometerse en la construcción
de un mundo justo, en el que no muera la gente de hambre; en el
que las personas mayores no vivan solas, ni los niños sean
maltratados, ni la gente tenga que vivir en la calle porque no
puede pagar la vivienda, en el que la población no se
empobrezca....
Las formas de llevarlo a cabo pueden ser diversas, pero nos
han de acercar a la persona del hermano, sobre todo del que sufre.
Hay muchas formas de hacerlo. Cada cual encontrará su camino,
pero lo que es cierto, es que el primer paso es vencer la
indiferencia.
Cierto que no podemos cambiar el mundo de hoy para
mañana, pero no podemos dormir tranquilos sin hacer nada para
cambiar esto. Esa solidaridad debe de concretarse en compromiso
por transformar el mundo, y no limitarse solo a cambiar los
efectos de la injusticia, sino ir a sus causas. Si sentimos la
quemazón de ver el sufrimiento de tanta gente, no nos
quedaremos tranquilos hasta que hayamos hecho algo, poco o
mucho, para que el mundo sea una casa de acogida para todos.
No basta con eso. Comprometerse con la justicia; ser
solidario; ayudar a quien lo necesita es necesario, y es esencial,
pero para que sea auténticamente cristiano, tiene que tener
también la otra dimensión: el cristiano no se limita a cambiar el
mundo que le rodea. Si no hace un esfuerzo por cambiarse a sí
mismo, todo puede quedar en simple estrategia política. Lo que le
da a este empeño la “denominación de origen” cristiana, es la
perspectiva que proporciona el saberse hijo de Dios. El conocer
que hemos sido creados a imagen de Dios. Que nos podemos
parecer mucho a Él. Y el Dios en quien creemos ha sido el Dios de
la Misericordia, el Dios encarnado. El Dios próximo, que muestra
su ternura y su compasión a los pecadores a través de los gestos y