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LA CARIDAD CUMPLE 20 AÑOS
Juan Antonio Lorca Sánchez
Director General del Instituto de
Industrias Culturales y de las Artes
Estante Santa Mujer Verónica
El Sábado de Pasión,
históricamente,
durante
demasiados decenios, había
sido un día desatendido en la
Semana Santa de la capital de
la Región de Murcia. Era,
hasta no hace mucho, un día
como convaleciente, de alguna
forma en consonancia con los
hechos históricos y religiosos
que en breve periodo de
tiempo íbamos a conmemorar.
Un día de espera. De víspera
recogida pero expectante.
Una jornada de una grisura linfática y cansada palpable,
comprobable, como clausurada y que, al caer la tarde sobre el
paisaje de la sierra que se contemplaba desde la ciudad, adquiría
ese típico color malva de nuestra tierra, terminado en el último
rayo verde de la tarde, ése que dicen que separa en una décima de
segundo el día y la noche (el verde de la esperanza).
Al igual que el Sábado Santo, que tan bien anticipaba con
sus campanas de la resurrección, allá por la medianoche, el paso
del sábado al día más esperado, el Domingo de resurrección; el
Sábado de Pasión anuncia el comienzo de la pasión. En definitiva,
tanto el Sábado de Pasión como el Sábado Santo se postulaban
como un día de tensa espera y recogimiento. Ahora bien, en el
caso del Sábado de Pasión, se perfilaba como una fecha
perfectamente adaptada anímicamente, en nuestra tierra, al
inicio del relato de la pasión y muerte de Jesús, se constituía en un
día de agitación, de anunciación de la pasión que ya era