Página 192 - ROSARIOCORINTO

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salir en la procesión portando la vara” y mi madre me repetía
cada vez que yo le decía esto, “hijo, ser mayordomo no es tan
fácil”.
El año pasado, el Presidente de la Cofradía Don Antonio José
García Romero, me llamó y me ofreció la responsabilidad de ser
Celador, y por tanto pertenecer a la Junta de Gobierno de la
Cofradía de la Caridad. Esa noche apenas dormí, por fin se
cumplía mi sueño, que Semana Santa, tras Semana Santa
comunicaba a mis padres. En un sillón junto a mi cama, estaba el
“librito” con las constituciones de la Cofradía, que no dejé de leer,
hasta que pude conciliar el sueño.
Y llegó la tarde del Sábado de Pasión en la que se centra mi
historia, era la hora de vestirme. Eché la mano a los caramelos en
la sená, cogí mi cetro y me fui para la Iglesia, para poder
contemplar la salida de la primera imagen. Por el camino veía
reflejado en los escaparates mi
imagen y no me lo creía: era la
imagen que tantas veces había visto
antes, la de un mayordomo camino a
Santa Catalina. Pero ahora, era yo.
Ahora, puedo decir que me siento
afortunado por pertenecer a la
Cofradía de la Caridad, por tener esa
gran familia que formamos en torno
a nuestro titular, por sentirme en el
seno de la Cofradía como en mi
propia casa, por haber tenido la
acogida tan cariñosa tanto mi
familia como yo y amigos por parte
de la Junta de Gobierno y el resto de
miembros, capaces de hacer cumplir
los sueños de otras personas, que también ansían poder formar
parte de esta gran familia.