Página 22 - ROSARIOCORINTO

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anales históricos y sin embargo en plena actividad en la
actualidad como es el artista murciano nacido en Los Ramos,
Hernández Navarro. Las obras de Hernández Navarro para la
Caridad (la muy celebrada Verónica, que figura en cualquier
antología de este autor, la coronación de espinas y la flagelación)
dan el equilibrio justo a una tarde/noche tan dramática como la
del Sábado de Pasión -probablemente la más dramática de todo el
calendario cristiano, como consecuencia de la revelación, del
preámbulo, de la inquietud que nos mantiene en vilo por el
presagio de la muerte humana del hijo de Dios -. La acertadísima
elección de Hernández Navarro por brillos mates y por una
vocación ascensional de los cuerpos de sus figuras que los hace
sobreponerse visualmente a las tragedias que se escenifican, por
ejemplo con el Cristo de la flagelación, cuyo rostro expresa, en el
momento más terrible, una inaudita templanza, y las formas
musculares de todas las figuras, bien marcadas pero sin llegar a
esa cierta desecación o "curación" tan típica en Castilla. Las
composiciones de Hernández Navarro son de una naturalidad
muy sorprendente, y dan una equilibrada perfección a los hechos
que se conmemoran: el dolor en Hernández Navarro siempre
tiene una "presencia de ánimo" que lo sublima. A todo ello, ayuda
a implementar esta espiritualidad connatural, su sutil
cromatismo casi inducido más que revelado o presente, que realza
por encima de todo componente estético; la talla, la madera,
siempre, con ligeras irisaciones que proyectan, que sugieren y en
algunas ocasiones solo evocan, el color. Nos congratulamos, desde
la Cofradía de la Caridad, que se haga justicia a este insigne
escultor murciano con la exposición homenaje que se ha podido
ver desde el pasado 11 de febrero, y deseamos tener el honor de
seguir contando con su excepcional arte.
Hoy conmemoramos el veinte aniversario de esta cofradía, y
por una vez, y sin que sirva de precedente, no comparto la letra
de la canción; “…que es un soplo la vida, que veinte años no es
nada…” Pues bien, en esta ocasión, veinte años si es mucho; y si
volvemos la vista atrás, constataremos las dificultades acaecidas
en el discurrir de los años. Y, de seguro, comprobaremos que ha
costado muchos esfuerzos y dedicación por parte de la comunidad