Página 26 - ROSARIOCORINTO

Versión de HTML Básico

necesidades y bienes, de confesión de la misma fe, de profesión de
la misma esperanza, de vivencia del mismo amor. Pues bien, La
Cofradía ha de tender a convertirse en una auténtica comunidad
eclesial. En seguida vemos lo muchísimo que nos falta, tal vez
estamos dando los primeros pasos. Pero hoy nos estamos dando
cuenta de que si la Iglesia quiere tener futuro ha de ser formando
pequeñas comunidades en las que se viva el amor cristiano,
comunidades vivas, bien formadas en la fe, y dispuestas a dar
razón de su esperanza a todos los que la pidan.
Por todo ello, en un mundo roto y dividido por los odios,
envidias y rencores, nosotros humildemente queremos ser un signo
de unión, de aceptación mutua, de sabernos perdonar y, por
encima de todo, de que intentamos amarnos como Cristo nos amó.
Sin este amor, todo lo demás no sirve para nada, es como paja que
se lleva el viento.
Este amor es el que nos empuja a vivir el tercer elemento de
la Iglesia y de la Cofradía, que es la misión. Los miembros de la
Cofradía y de las Hermandades no
podemos quedarnos encerrados en
nosotros mismos o en el pequeño
círculo de los amigos. Lo que Cristo
nos ha regalado, la fe, su amor y
amistad, es para que lo compartamos
con los demás. En este Año que el
Papa Benedicto XVI ha querido que
sea el Año de la Fe, hemos de pedir
insistentemente para nosotros y para
todos la luz de esa fe. En nuestra
oración, hemos de repetir una y otra
vez: “
Señor, creo, pero aumenta mi
fe”, “Santísimo Cristo de la Caridad, Luz del mundo, auméntanos
la fe”
. Esto supone que hemos de cultivar la fe a partir de un
mayor conocimiento de la Palabra de Dios, del Evangelio, un libro
que ha de estar en nuestra casa, pero no como un objeto más en
una estantería, sino como el libro que abrimos y meditamos cada
día para ir conociendo un poco más y mejor a Dios y a su Hijo
Jesucristo que es el Camino, la Verdad y la Vida. Jesús, cumplida