Página 41 - ROSARIOCORINTO

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En estos 12 años de desfile común, en la memoria quedan
momentos imborrables en los
que la camaradería cofrade y
la hermandad se ponen de
manifiesto. Siento siempre
gran emoción al rememorar el
recibimiento que los cofrades
de la Caridad nos dispensaron
en la Plaza de Santo Domingo
con sus típicas túnicas de
mayordomo que contrastaban
con las elegantes túnicas color
marrón de la Fe, así como los
intercambios de ramos de rosas
y estampas. Es en esos
momentos donde se nota que
en realidad sólo hay una
procesión en la tarde del
Sábado de Pasión en Murcia y que estás pendiente no sólo de que
la parte que llevas esté bien sino que te importa mucho que la otra
parte del desfile también salga sin contratiempos y con la mayor
brillantez posible. Con Antonio y con Víctor siempre había una
llamada sobre las 5 de la tarde del sábado con un “que todo salga
bien”. Queda también grabada en la retina la imagen de la
Oración en el Huerto balanceándose y saludando al Cristo de la Fe
cuando pasaron cerca, en nuestro regreso, por el convento de
Santa Ana. O detalles como la preocupación de uno de nuestros
regidores durante la primera vez que pasamos por la Plaza de
Puxmarina, saliéndose del desfile para comprobar que no
retrasábamos a la Caridad porque estaba pendiente también de
los “otros pasos” de nuestra procesión.
Estos pequeños gestos me hacen reflexionar y reconozco, no
sin cierta guasa, que me he repetido muchas veces, tal y como
nos habían enseñado desde pequeños, que sólo la Fe no basta, es
necesario tener Caridad. Supongo que estaba escrito en alguna
parte que esto tenía que ser así y que sólo somos instrumentos en
manos de Dios. El Gran Maestro del Ajedrez ha movido sus piezas
y nosotros hemos dicho que sí, que nos dejamos llevar. El momento