llamadas oficiales que se adoptaron para la configuración de la
Semana Santa; al igual que sucedió en otros casos como el de la
vecina ciudad de Orihuela con su carro de bocinas llamado “
La
Convocatoria”
.
Un rasgo pintoresco de esta composición es la designación como
“correlativa”
utilizada hasta bien entrado el siglo XX. Existe
constancia de la misma a partir de diferentes fuentes: por un lado,
una obra pictórica de Pedro Flores así titulada dentro de su
conocida serie de temas costumbristas; por otro, una reseña
periodística que alude a la Convocatoria de la Preciosísima Sangre y
en la que se expone la concurrencia de
“la banda de música de la
Misericordia y de las famosas correlativas”.
No deja de llamar la atención el empleo de esta terminología
semejante a la del popular canto de los
“auroros”
durante la tarde de
Jueves Santo. Musicalmente coinciden algunos rasgos compositivos:
su carácter improvisatorio sin
especificación de compás, marcado por
fragmentos que concluyen con notas
largas y pausas; el ámbito central de
ambas partituras; las líneas melódicas
distribuidas por grados conjuntos
exceptuando algún salto de tercera;
así como la circunstancia de que el
tambor reitere la misma nota evocando al “
bajo”
de la “
Correlativa”
de los
“auroros”
que realiza función de soporte armónico al igual que
la segunda y la tercera voz se suceden a distancia de tercera entre
ellas, como acaece en algunos fragmentos de la partitura transcrita
por Verdú.
Finalmente, incluir dentro de estas cuestiones musicales de la
“
Burla”
el asunto de los instrumentos puesto que, como se pudo ver
anteriormente, la presencia de las características bocinas era
correspondida, al menos, con un “
clarín”
. Esta circunstancia puede
documentarse aún en los años finales del XIX puesto que el propio