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brazos de luz con lágrimas y sus varas de dos consiguen volver a cumplir el patrón de un estilo que nos
pertenece. Hasta los faroles y las cruces de los penitentes parecen salidas de talleres centenarios, sin olvidar
la tela de la túnica y la forma en "haba" de los capuchones.
Quizás desde las instancias más altas, que aquí no me atrevo a invocar, deberían premiar esta finura
y luchar por conseguir recuperar lo que nunca deberíamos haber empezado a perder adaptando a nuestra
personalidad aquello que hemos ahijado (con mis respetos) de otras provincias y municipios. Consiste en
un trabajo muy duro y quizás imposible, pero debe ser al menos una garantía para lo que queda por hacer y
lo que queda por venir, pues si no lo conseguimos, dentro de algunas décadas habremos perdido aquello
que precisamente nos hace ser nosotros.
Os pertenece a los que gobernáis cofradías, a los que sois cabos de andas y en definitiva incluso a
los que somos "soldados rasos" permitiéndome con vuestra confianza asignarnos un grado de
responsabilidad a todos los que somos jóvenes y que al fin y al cabo, aun siendo igualmente el presente
somos irremediablemente el futuro de nuestra Semana Santa. Portamos entre todos el relevo de un
compromiso, un deber y una carga que es portado de mano en mano como un tesoro en vasija de barro.