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SABADO DE PASION
Francisco Nortes Tornel
Cabo de andas de Ntra. Sra. de Gracia
En las últimas décadas, nuestra
Semana Santa, ha vivido numerosos
cambios y acontecimientos, que han
hecho de ella una Semana de Pasión,
única y ya declarada de Interés
Turístico
Internacional.
Para
describirla y darla a conocer al que nos
visita, recordamos grandes días como
lo es el Viernes Santo con su procesión
de los Salzillos y la tarde del Santo
Entierro, la huertana tarde del
Miércoles Santo… pero, ¿Quién ha
reparado en el Sábado de Pasión?
Cuando mi buen amigo
Manolo Lara me ofreció asomarme a
esta publicación, ciertamente, no sabía
como encauzar mi escrito. La Cofradía
de la Caridad tiene mucho de que
hablar, hay un amplio abanico de
temas de los que podríamos tratar,
pero si me lo permiten, quiero de
algún modo realzar el Sábado de
Pasión, como otro de los grandes días
de nuestra Semana Santa.
Ya desde bien temprano, aún con la presencia de las túnicas celestes del Amparo por nuestras
calles, la convocatoria de la Cofradía de la Esperanza junto con la del Cristo de la Caridad, recorren el
centro de Murcia al ritmo de pasodobles y marchas pasionarias anunciando su procesión. La plaza de San
Pedro huele a palmas frescas, a ramas de olivo que se mezclan con el bullicio que arman los hermanos
corintios en su templo de reparación. Están vistiendo sus tronos, dando esos últimos retoques en la túnica
al Señor de la oración en el huerto, los cabos de andas perfilan hasta el más mínimo detalle sus tronos, los
carpinteros lo tiene todo a punto, cruces y cirios se agolpan en las calles adyacentes, la Cofradía de la
Caridad ya está en la calle. En esa misma mañana, mientras contemplamos el llanto de San Juan Evangelista
de Santa Catalina, unos acordes cimbrean a lo lejos, la Virgen del Primer Dolor, sale desde San Miguel al
encuentro de su Hijo de la Salud en la Iglesia de San Juan de Dios. Viene acompañada por su Hermandad
de los Santos Pasos, la Parroquia de San Miguel acompaña a la Madre de los Dolores en su camino. La
plaza de Santo Domingo toma posición para ver ante si la inigualable belleza que derrama María Santísima