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La controversia llega con la existencia de otra columna, de morfología bien distinta (Fig. 2), que fue
descubierta en las ruinas de lo que se creía fue el Pretorio y trasladada a la basílica de Santa Práxedes en
Roma por el cardenal Giovanni Colona en 1233. Se trata de una columna baja, de perfil abalaustrado, que
durante mucho tiempo estuvo relegada a un segundo plano y que a partir del Concilio de Trento (1545-63),
los artistas la tomarían como referencia. Es por ello que, hasta el Renacimiento, la flagelación se
representaba con Cristo atado a una columna alta, y a partir del Barroco la tendencia se invierte, siendo
mayoría los artistas que recurrirán a la columna baja.
(Fig. 2)