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cofradía en tiempos de su anterior presidente, D. Emilio Salas Sánchez. Seguidamente, en 1998, realiza
para Zaragoza la más teatral de todas sus composiciones por estar compuesta por cuatro figuras, al modo
grandilocuente de las representaciones barrocas, donde el sayón que azota presenta la torsión propia de la
acción de flagelar a Jesús junto a un soldado romano que observa complaciente la escena, mientras un
tercero, en un gesto de burla desde el suelo, es un guiño a la plástica salzillesca. Esta escena precederá a la
que un año más tarde en 1999 esculpe para Lorca, el llamado “Señor de la Penitencia” del Paso
Encarnado, donde repite el modelo del Cristo de Zaragoza pero retorna a una única figura sostenida por
una columna baja y troncocónica inspirada en la que se conserva desde el siglo XIII en la iglesia romana de
Santa Práxedes, fiel sostén de un cuerpo que lucha por permanecer erguido. Concluye, por el momento, la
serie de sus flagelaciones con la de la Cofradía del Santísimo Cristo de La Caridad donde, en 2007, después
de haber introducido diversas variantes en sus otras obras y haber ido alternando posicionamientos y
figuras, vuelve a retomar la idea primigenia con la monumentalidad de la columna alta expresando así un
efectismo mayor que se acentúa por la sensación de vértigo que proporciona la figura cristífera,
contrapuesta y equilibrada por la esbeltez del soporte.