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la caridad está en lo más íntimo del corazón de la enseñanza de Jesucristo, en lo más íntimo del corazón de
la Iglesia.
La fundación de la primera Cofradía de la Caridad, no quedará ahí, sino que será seguida de una
multitud de otras, que cubrieron rápidamente la cristiandad con una red tupida, hasta tal punto, de
transformar la faz de la Iglesia y la atmósfera de la sociedad. De 1617 a 1634, las Cofradías de la Caridad se
multiplican, y será en éste último año cuando comenzará una nueva etapa importante, pues la Cofradía,
entra en la estructura hospitalaria, ya existente, con el fin de reanimarla. Será a través de una iniciativa laica,
la de la Sra. Goussault, por lo que San Vicente organiza una Cofradía de un tipo nuevo y adaptado, las
Damas de la Caridad, que progresivamente irán extendiendo su acción a los niños abandonados, a las
provincias devastadas y hasta las Misiones de lejanas tierras.
La gran mayoría de estas
Cofradías de la Caridad, eran
femeninas, pues las masculinas o
mixtas
fueron
abandonadas
después de los primeros ensayos.
Podemos hablar, de un triunfo
arrollador de las caridades
femeninas, el primer ensayo serio
de promoción de la mujer en la
Iglesia, después de siglos de
relegación a papeles meramente
pasivos. Gracias a la caridad, la
Iglesia mostró su rostro de Madre
a los desvalidos, otorgándoles San
Vicente de Paul, el primer puesto
en la tarea más noble de la Iglesia,
la proclamación de la caridad.
En España, se extendieron
primeramente las Conferencias
de San Vicente de Paul, siglo
XIX,
gracias
a
Santiago
Masarnau, nacido en Madrid,
músico
y
compositor,
descendiente de una familia
acomodada de la época, su labor
de perfección y santidad, ha
llevado a iniciar en la actualidad el
proyecto de su canonización. Dichas asociaciones, tanto de caballeros como de señoras, fueron aprobadas
en 1867 por Pío IX. En 1915 empezaron los misioneros de San Vicente de Paul a fundar asociaciones de
Caridad.