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Son nazarenos sin túnica, pero la llevan
puesta,
es
su
cámara.
Las
acreditaciones para acceder al templo o
permanecer en la carrera son sus
medallas, y las fotografías que hacen,
son una sená llena de sentimientos
hechos recuerdos. Algunos llevan a
cuestas su equipo por trabajo, les han
encargado un reportaje, bien la
Cofradía o algún particular. Ellos,
como profesionales, como buenos
artistas que son (al igual que los
escultores u orfebres) lo preparan todo
con primor. El objetivo limpio, tarjetas
y baterías preparadas… ahora toca
echarse a la calle. Empieza su
particular procesión. Los hay que
quieren verla salir, otros la esperan
aguardando por las esquinas mas
recónditas de esta ciudad. Los vemos a
montones, en las tribunas, entre las
filas de gente, debajo de un trono,
desde un balcón… Todos, sin darnos
cuenta, hemos confeccionado la
Archicofradía del Recuerdo, y digo
bien, Archicofradía, puesto que la
fotografía merece ese rango. No sobra
nadie, caben todos, desde el más
profano, al más estudioso de todos. No
me quiero olvidar de la otra parte, de
esos numerosísimos fotógrafos que,
cada año, a cada procesión (de Gloria o de Pasión), nos proporcionan magníficos reportajes que,
desinteresadamente, publican en sus perfiles de las redes sociales o en sus blogs/páginas webs,
como vemos, estos nazarenos sin túnica, esta Archicofradía, tiene su sede en el avanzado mundo
de Internet.
Ahora, nos parecerá un poco vano todo ese trabajo, pero… un momento, ¿se acuerdan de la
primera procesión del Cristo de la Caridad o de su histórica peregrinación al Barrio del Carmen?
Hechos relativamente recientes pero que ya forman parte de la historia de la Murcia Cofrade y
ahí… ahí estaban ellos para inmortalizarlo, para disposición de todos sus devotos, para su uso y
disfrute una y cuantas veces se quiera. Gracias a ellos hemos podido conocer el trono de Ntra. Sra.
de las Angustias con sus altos brazos de luz cuajados de tulipas rizadas. ¿Y el Cristo de la Sangre?
Gracias a esas fotos hemos podido conocer al resto de angelicos que lo acompañaron en tantísimas
procesiones, y no solo eso, hemos podido ver el paño de pureza que le cubría la cintura, y su larga
cabellera que lucía antaño (recuperada en su VI Centenario). Pero no solo Semana Santa, no
podemos olvidarnos del resto de Cofradías y Fiestas, de las Romerías de la Fuensanta, la hemos
visto recién antes y después de la Guerra Civil, en el tren camino a Zaragoza, coronándola encimita
del Puente de los Peligros en el lado del Barrio, sus visitas a las Parroquia de la ciudad en el año
52… ¿Lo ven? Es de vital importancia la presencia fotográfica que de testimonio de todo lo
acontecido. Un pueblo que no sabe su historia, no tiene futuro. La grandiosidad de los avanzados
mundos cibernéticos nos las devuelven y las mantienen más vivas aún.