Página 132 - revista02

Versión de HTML Básico

132
Siempre hemos estado muy unidos pero es cierto que compartir esa primera vez juntos, nos dio
aún más complicidad si cabe. Yo no podía de dejar de mirarlo y de llorar y sonreír orgullosa,
girándome para poder observar a nuestro Cristo de la Caridad, que esa noche parecía mirarnos con
más ternura, para hacernos sentir que no estábamos solos, que Él caminaría siempre a nuestro
lado, que no nos iba a dejar caer y al que yo solo podía darle las gracias por haberme dado un hijo
tan maravilloso, que es la luz de mi vida.
En esos momentos fui consciente del paso tan importante que estábamos dando en la fe de Javier,
en su caminar con Cristo, en entender el amor de Dios. Son niños pero son la semilla del mañana.
Si no los dejamos que desde pequeños compartan con nosotros los sacramentos, aunque a veces
puedan alterar un poco el orden, no serán capaces de aprenderlos ni valorarlos por lo que yo
cambiaría el viejo dicho de "con los niños ni a misa" por el de "con los niños sobre todo a misa"
pues para mí la única forma posible de que amen a Cristo, es teniéndolo cerca.