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Al rezar el Rosario, recordamos y meditamos los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la
conducta admirable de María, quien nunca se cansa de intercede por nosotros, sus hijos. Cuando
nos recogemos bajo un capuz y, a solas, pedimos la intercesión de María, tengamos muy presente
entonces, que los corintos veneramos los cinco misterios dolorosos y, ¿qué mejor momento para
rezarlo que en procesión?
-- La oración de Jesús en el huerto de Getsemaní.
-- La flagelación del Señor.
-- La Coronación de Espinas.
-- Jesús lleva la cruz a cuestas y crucifixión y muerte del Señor.