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VIRGEN DEL ROSARIO, MADRE NUESTRA QUERIDA.
Javier García-Villalba Martínez
―Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios, vínculo de amor
que nos une a los Ángeles, torre de salvación contra los asaltos del infierno, puerto
seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás
! "
Beato Bartolomé Longo
Es Sábado de Gloria, Ella, se encuentra en el centro del aposento del Cenáculo en el que esta tarde
se convierte el Templo de Santa Catalina. El color corinto de las túnicas, se torna negro, un negro,
sobrio, solemne y austero, negro como su manto, oscuro como la oscuridad que cayó sobre toda la
tierra hasta la hora nona
cuando Jesús muere.
En ese dolorido gesto de su
cara, contrae su ceño, suspira
anhelando al que acaba de
dejar en la Cruz, pero sin
tenerlo en sus brazos, lo sigue
abrazando, sus manos se
aferran al Hijo que ya no está,
acercándolo a su corazón que
palpita un profundo dolor.
Con Ella y en sus Misterios
Dolorosos, compartiremos su
sufrimiento al pie de la Cruz,
la acompañaremos, como Ella
lo hace con nosotros desde el
día en que nacemos.
Esa tarde, mostramos nuestra devoción piadosa,
aglutinada en los cinco Misterios Dolorosos que nuestra
Madre representa.
Lejos, queda ya esa Última Cena y ese camino que Jesús,
con los once, recorrió hasta llegar al huerto de
Getsemaní, donde el Monte de los Olivos fue testigo
silente de la traición que su Hijo iba a sufrir y a pesar de
la agonía de la traición postrera, dirigió su oración a su
Padre, implorando que no se hiciera su voluntad sino la
suya. Una oración al Amor, al Amor que nosotros le
profesamos y que hace que lo sigamos a El y a su
Madre, no abandonándole, no dejándolo solo, como
ocurrió en esa <Oración del Huerto>.
Pilato dio la orden de flagelar a Jesús, para luego
soltarle, flagelado por los romanos, sufrió un castigo que
le dejó sin fuerzas, Jesús era todo dolor tras esa