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SENTIMIENTOS DE UNA PENITENTE DEL SÁBADO SANTO
María Dolores Saura Abellán
Penitente de la Hdad. Ntra. Sra. Del Rosario en sus Misterios Dolorosos
Mi trayectoria como penitente es
relativamente corta, puesto que empecé
a procesionar en la edad adulta. Hasta
ese momento, todo lo relacionado con
las cofradías era ajeno a mi vida y sólo
contaba las vivencias que tenía, al ver
las procesiones de Semana Santa desde
una silla, junto a mi familia, esperando
con entusiasmo, a ese amable nazareno
anónimo que me diera un caramelo.
Nunca habría imaginado aquel día, en
el que pudiera estar a ese lado, incluso
ser yo quién diera caramelos, entre
otras cosas, porque pensaba que los que
salían en procesión eran personas de una FE lo suficientemente grande y sólida como para dar
testimonio público de su creencia en Cristo, situación que durante mucho tiempo no había sido la
mía.
Poco a poco, las circunstancias acontecidas en mi vida,
han ido madurando mi FE y poniéndome en el camino
hacia Cristo a través de su madre, la Virgen María, quién
con su ayuda, intercesión y ejemplo de vida, me sirve de
modelo y guía en las dificultades y obstáculos que en el
día a día me surgen al querer cumplir la misión que
Cristo nos pidió.
Para mí, actualmente, es un regalo y privilegio poder vivir
la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor
Jesucristo públicamente y en unión fraternal con el resto
de penitentes y estantes (algunos de ellos, grandes amigos
ya), a través de una procesión penitencial en la que año
tras año, parada tras parada, voy tomando conciencia de
mi revestimiento espiritual.