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La platería, las joyas, la ropa, la iluminación y los ornatos florales son primordiales para conseguir
el efecto, para que una escultura pase a ser una imagen y nos haga sentir, con ese objeto fueron
esculpidas.
Comenzaré con la iluminación. Poco a poco nuestros pasos
vuelven a la cera como tradicionalmente se hiciera. La luz
eléctrica, lejos de dejarnos ver mejor las imágenes, las
desdibujan y convierte en invisibles las policromías que con
destreza realizaran sus escultores. Recen una oración
mirando a la cara a su imagen favorita, tremendamente
iluminada con luz eléctrica, luego intenten explicarle a su
hijo, mirándole a los ojos, la grandeza de esa imagen, le
saldrán las palabras del corazón, pero apenas verá el rostro
de su hijo. La penumbra y el movimiento que dan unos
buenos ciriales, unas limpias tulipas de vidrio al ácido,
acompañadas de la figura del pertiguero que con esmero
reenciende las luminarias que el viento apaga, nos harán
recogernos en las calles llenas de gente, ante una imagen tan
admirada.
Hablemos ahora de los aditamentos de metales, más o
menos nobles, que llevan las imágenes: coronas, potencias,
halos, dagas, espadas, puñales, etc. Estos elementos
representan el resplandor por su santidad sobre sus cabezas o la fuerza del dolor sobre su pecho
¡Qué importantes! Por supuesto, hay empresas que se dedican, con un simple baño, a conseguir
que esas piezas brillen siempre con solo pasarles un suave paño, pero yo recuerdo de pequeño la
ceremonia que resultaba reunirnos alrededor de la plata, como si de un botín se tratara, y con
distintos productos, propuestos por las diferentes generaciones, sacarle el brillo que durante meses
iluminaría los distintos rincones de la casa. De adulto he podido disfrutar de algunas tardes
extraordinarias reuniendo a un grupo de amigos para poner a tono las joyas de platería que unos
días más tarde lucirían grandes imágenes del siglo XVIII
murciano. Al terminar la procesión, bien envueltas en
papel film para que el aire nos las oxide y al año
siguiente solo hay que darles un ―repasico‖ y listo.
¿Y las flores? Todos conocemos el estilo floral
cartagenero, un estilo peculiar y definido, lo más
importante, pero ¿qué estamos haciendo en Murcia?
Los grandes profesionales de la floristería, en algunos
casos, utilizan los pasos para su propio lucimiento,
escudados muchas veces en la confianza que ponen los
camareros en llamar la atención. ¡No! Deben llamar la
atención las propias imágenes, no debemos apartar los
anthuriums
para poder ver al Cristo, ―menos es más‖.
Seamos capaces de adornar el paso, seamos capaces de
elegir una o dos flores, uno o dos colores, y muy
importante, por favor, la naturaleza nos da una variedad
inmensa de gamas, si no está el de nuestra túnica seguro
que encontramos el apropiado. Nuestra ciudad tiene
como coordenadas geográficas 37.59 de latitud norte y