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1.07 latitud oeste, dejémonos de poner esas flores tan raras para nosotros, que llaman más la
atención que la propia escena bíblica.
Otro capítulo aparte merecen las ropas.
Imágenes
en
algunos
tiempos
denostadas con justificaciones vanas
basadas en cuestiones económicas, sin
tener en cuenta el efecto que con ellas
se quería conseguir. Perdónenme que
para justificar su importancia utilice a la
cofradía de Jesús y a nuestro más ilustre
imaginero. ¿Alguien piensa, a estas
alturas, que Salzillo, que cuidaba los
detalles hasta puntos increíbles, junto a
su ángel de la Oración, puso a ese
maravilloso Cristo, sudando sangre
como dicen los evangelios, vestido con
túnica de tela para economizar?
¿Pensamos que la Dolorosa de las
dolorosas viste con espolines de seda y
plata porque no tenían para pagarle a D.
Francisco?
Salzillo dibujaba él mismo los patrones y
los diseños para sus telas, no podemos
descuidar el carácter de estos elementos.
La tradición de vestir las imágenes
comienza a finales del siglo XVI con la
reina Isabel de Valois, tercera esposa de
Felipe II, incluso sobrevestían imágenes
de talla completa.
En primer lugar, a la hora de elegir las telas, el criterio siempre tiene que estar basado en lo que
conservamos de otro tiempo aunque esté deteriorado. Hay unos colores que delimitan la
iconografía que tenemos entre manos. Son prendas que deben perdurar en el tiempo, y que
aunque las modas nos dificulten la búsqueda, debemos ser firmes en nuestro empeño. No nos
dejemos convencer por el vendedor que conoce su negocio y nos vende lo que tiene, pues vamos
buscando esa prenda que realzará la belleza de la imagen.
Llega el momento de vestir el paso. Creemos el ambiente, si puede ser quedémonos a solas con la
imagen, Ella nos ayudará. Desvistámosla con respeto, silencio y decoro, olvidémonos del día de la
procesión, queremos vestirla para la ocasión, sabemos que los tejidos son suyos y ―solo‖ hay que
colocarlos de manera elegante. No todo el mundo puede hacer eso. Sin hacer ruido pongamos la
imagen en las manos de alguien con criterio. Los camareros tienen la responsabilidad no de que
salga vestida, tienen la obligación de que salga bien vestida.
Como alguien dijo: ―Viste vulgar y sólo verán el vestido, viste elegante y verán a la mujer‖.