Página 75 - revista02

Versión de HTML Básico

75
Fue en el año 1999, cuando la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores, conocida popularmente
como ―Paso Azul‖, emprende el proyecto de realizar un grupo representando el 3º de los Misterios
Dolorosos del Santo Rosario. El escultor elegido por la Comisión Artística de la entidad para el
desempeño de esta responsabilidad es el sevillano José Antonio Navarro Arteaga, que finaliza el
grupo de manera definitiva en marzo de 2001, desfilando por primera vez pocas semanas después
el día de Jueves Santo.
Sin duda, la elección de la referida comisión es todo un acierto, pues habiendo superado por poco
la treintena por aquellas fechas, ya se trataba de un artista consagrado y cuya obra ya dejaba intuir
los progresos que aún seguiría experimentado en su quehacer plástico hasta el día de hoy,
momento en el que ha llegado la culminación de su obra: el crucificado de la Vera Cruz para la
localidad de Posadas (Córdoba), entregado el pasado mes de noviembre. Es por tanto un escultor
que se mueve dentro del
revival
neobarroco imperante en la escuela sevillana de escultura durante
estas últimas décadas; un lenguaje aceptado enormemente por el resto del mundo cofrade de
Andalucía, si bien, Navarro Arteaga intenta elaborar modelos estéticos propios, que aún dentro de
ese estilo dominante, lleven su sello.
La composición lorquina viene a representar justo el instante previo al momento en que Cristo va a
ser coronado. Estructurada en forma piramidal, Jesús ocupa el centro de la escena y aparece por
encima de los soldados para ser el eje compositivo de la disposición teatral resultante, en un
cuidadoso estudio por parte del autor, de forma que ninguno de los tres soldados que le rodean le
quita protagonismo. Uno de ellos le hace entrega de la caña a modo de cetro real, otro procede a
colocarle la corona de espinas, mientras que el último, en actitud burlona, se arrodilla ante él y le
ofrece la clámide. Es por tanto un conjunto de gran plasticidad, en el que su autor ha recreado
sabiamente un tumultuoso movimiento que no deja indiferente en su devenir por las calles de la
ciudad lorquina, cumpliendo sin ningún género de dudas con los preceptos básicos que todo paso
procesional debe poseer: riqueza ornamental,
suntuosidad, belleza plástica, detallismo y
capacidad narrativa, con una figura de Cristo
que recuerda en gran medida a los modelos del
protobarroco sevillano cercanos a Jerónimo
Hernández, a caballo entre el final del
manierismo y el inicio de la corriente clásica de
Ocampo o Montañés, destacando su marcado
contraposto y dúctil anatomía.
Es Totana otra localidad que tiene el honor de
sacar a la calle la tarde del Jueves Santo y la
mañana del Viernes otro de los grupos
procesionales de la Coronación de Espinas (5)
5. Coronación de Espinas de la Cofradía de Santa María de
Cleofé de Totana.
José Antonio Hernández Navarro (2007)