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Y entre esas Doce Estrellas refulgentes, hubo dos en
concreto que fueron copartícipes y coprotagonistas de
unos momentos previos al día grande que se vivieron
con gran emoción por parte de sus dos cofradías
(ambas, en este caso, de Pasión): la Virgen de los
Dolores de la Iglesia de Santa Catalina, que cada
Sábado de Pasión procesiona la querida Cofradía del
Cristo de la Caridad; y la Virgen de Gracia y Buen
Suceso, titular de su propia iglesia en el Conjunto
Monumental ―San Juan de Dios‖ y titular también de la
Hermandad de Gloria de la Asociación del Cristo de la
Salud, que la festeja y procesiona cada tercer Sábado
de octubre.
Ambas imágenes (junto con la Virgen del Rosario de ―las
Anas‖) fueron las únicas que, por diversas vicisitudes,
pudieron ser trasladadas procesionalmente desde sus
templos hasta la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista.
Se produjo así, la noche del viernes 28 de noviembre, un
hecho histórico, ya que el cortejo que traía a la bellísima
Dolorosa de Salzillo desde Santa Catalina, pasó por
delante de San Juan de Dios, donde la aguardaba el
cortejo de la Virgen de Gracia. Ambas imágenes de María
(la Dolorosa, imbuida por la maestría arrolladora del
inmortal Salzillo, y la de Gracia, bañada por el peso de ser
una de las imágenes más primitivas de la historia mariana
de Murcia) fueron puestas de frente a frente en el centro
de la Plaza del Cristo de la Salud, viviéndose así un
momento bellísimo que, sin duda alguna, nunca
desaparecerá de la retina de los cofrades de la Caridad y
la Salud.