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Rosario Corinto 04
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Es para mí un gran honor dirigirme nuevamente
a todos los hermanos de la Cofradía del Santísimo Cris-
to de la Caridad, con motivo de esta publicación que
realizáis. Como siempre quiero animaros a que sigáis
trabajando con la misma ilusión, entrega y fervor para
seguir engrandeciendo vuestra cofradía y nuestra Se-
mana Santa.
Toda la Cuaresma, con su constante invitación
a la conversión, es un hermoso recordatorio de como
Dios nuestro Señor nos quiere, a todos y cada uno de
nosotros, plenamente santos.
La ley de santidad, que nos exige y que nos obliga
a todos, se convierte en un imperativo al que nosotros no
podemos renunciar. Pero seríamos ingenuos si no nos atre-
viéramos a discernir en nuestra alma aquellas situaciones
que pueden estar verdaderamente impidiendo una autén-
tica conversión. La conversión no es solamente ponerse la
ceniza, la conversión no es guardar abstinencia de carne, no
es sólo hacer penitencia o dar limosnas. La conversión es
una transformación absoluta del propio ser.
Como dice el profeta Ezequiel:
“Cuando el pecador se
arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud de la justicia, él mismo salva su vida si recapacita y se aparta
de los delitos cometidos; ciertamente vivirá y no morirá”
. En esta
frase nos habla de la necesidad de llegar hasta los últimos rin-
cones de nuestra personalidad en el camino de la conversión.
Nos habla de que no quede nada de nosotros apartado de la
exigencia de la conversión.
Cuantas veces son nuestros sentimientos los que nos
traicionan !!Cuántas veces es nuestra afectividad la que nos
impide lograr una real conversión¡¡, !!Cuántos de nosotros, en
el camino de la santidad, nos hemos visto obstaculizados por
Ramón Sánchez –Parra Servet
Presidente Real y Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradías
EN CUARESMA, EXAMINEMOS
NUESTROS SENTIMIENTOS