Página 191 - ROSARIOCORINTO

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2012- UN AÑO INOLVIDABLE
Javier Soriano González
Celador Hdades. San Juan y
Ntra. Sra. del Rosario en sus misterios dolorosos
Es Sábado de Pasión, el anochecer comienza, el olor a azahar
invade mi olfato, las marchas cofrades resuenan en mis oídos.
Vestido con el atuendo
de
mayordomo
característico de la
Cofradía y portando mi
cetro, contemplo en la
Plaza de Santa Catalina
la salida de mi paso,
mientras espero para
dar la orden a la
Hermandad
para
comenzar el “recorrido”.
Contemplo como un niño
mira a sus madre y le dice “mira un nazareno mama”, “de mayor
yo quiero ser nazareno”, de pronto un sentimiento inexplicable me
estremece y un cosquilleo me invade y se mezcla con los sonidos y
los colores que año tras año, la Caridad saca a la calle.
Espero mi turno mientras me invaden los recuerdos y me
trasladan a mi infancia. Un día soleado, donde acompañado de
mis padres, nos sentamos en la calle Sagasta para poder ver la
Procesión, que salía desde la Iglesia de Santa Catalina. Mientras
decía a los penitentes y anderos, con sus túnicas rebosantes, la
famosa frase “nazareno, me das un caramelo”, contemplaba como
se acercaban con emoción
las imágenes de los pasos,
seguidas de las bandas de
música que estremecía a
todo el público. Veía con
sana envidia pasar a los
mayordomos, portando sus
cetros, organizando a sus
hermandades y le decía a
mi madre con voz firme
“mama, de mayor quiero