Página 29 - ROSARIOCORINTO

Versión de HTML Básico

fervorosa advocación de LA CARIDAD, hemos de darle sentido
verdadero, sentido autentico, sentido de corazón, sentido de
compromiso y lo más importante sentido de esperanza y de fe, y
también de lealtad. Sin ello, estaríamos desvistiendo de
autenticidad los objetivos y fines con los que nacen las cofradías
como hoy las conocemos, y que no es algo moderno, ni de 20 años,
vienen del siglo XVI.
No
queriendo
olvidarme
de
mi
formación universitaria
en letras, sí que me
gustaría incidir o recordar
la repercusión del nuevo
catolicismo postridentino
en la formación de las
cofradías tal y como las
hemos ido conociendo. La
nueva religión aprobada y definida por las autoridades religiosas
tras la celebración del Concilio de Trento
–concluido en 1563-,
deciden reformar las prácticas religiosas de forma profunda y
renovada, convocando el XIX Concilio General Eclesiástico. Entre
otras cuestiones los padres presentes deciden reforzar la presencia
de la religión dentro de la vida del cristiano, quien para mejorar
su espiritualidad debía llevar una vida piadosa y purificar
costumbres y comportamientos. Pensaron y legislaron una
reforma que clarificaba las cuestiones de la fe, e inauguraba un
periodo de dirección jerárquica y de piedad popular. Entre los
medios para que la renovada profesión de fe y forma cristiana de
vivir la vida alcance al pueblo, sin lugar a dudas, brilla con peso
propio la actividad desarrollada a nivel urbano por las cofradías.
Estas instituciones laicas, cuyos componentes están unidos por
lazos de fraternidad o hermandad, y que además de fines
asistenciales, buscan el perfeccionamiento espiritual de sus
asociados, ya existían desde el siglo XIII en Francia e Italia, pero
no sería hasta finalizado Trento, cuando asumirían el papel de
vehículos de propagación del nuevo catolicismo.