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Pero, esto no acaba aquí, mientras en Murcia sucedía todo esto, la plaza de Santa Catalina que es
coronada por la efigie de María Santísima Inmaculada, obra del Maestro González Moreno, vive
fervientemente la Pasión de Jesucristo.
Asoma la Cruz Guía, la banda que abre cabeza ya se asoma a Jara Carrillo y la palmera de la
Oración en el Huerto ya ha cruzado la puerta del templo. Con gran destreza, alzan a lo más alto sus
estantes el trono. Capuces corintos, cera quemada, los carros bocina… La Cofradía de la Caridad se ha
convertido en una institución impregnada del sabor auténtico de la nazarenía murciana a pesar de su
juventud.
Los cinco Misterios Dolorosos que se contemplan ocho días después, en el Rosario de Ntra. Sra.,
avanzan por las calles de
nuestra
ciudad
acompañados
del
Evangelista,
la Santa
Mujer Verónica y la
Madre de Dios.
Ya ha terminado
el Encuentro de la
Cofradía de la Salud, sus
tronos descansan a la
espera del Martes Santo
en San Juan de Dios. Los
hermanos de la Fe, han
vuelto a su lugar de origen
atravesando el paseo del
Rey Alfonso X, y la
Caridad de Dios hecho
hombre, se derrama por
Murcia llegando a todos
los rincones de la huerta.
La luna luce en lo más
alto en su palco del cielo,
la ciudad se paraliza al
paso de esta Cofradía.
Caminan de manera
soberana por la estrecha
calle de Santa Ana al
llevar a las Madres
Dominicas los tronos de
la Pasión, en donde Jesús