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Ya desde la Alta Edad Media se tiene constancia de la representación de la Flagelación en libros
miniados (fig. 3), cruces celtas como la de Clonmacnoise (914), placas de marfil (fig.4) o frentes de altar
como la Pala de Oro de Aquisgrán. Por lo general, en estas escenas Cristo aparece en el centro, atado a una
columna alta, vestido con una túnica larga y azotado por dos sayones.
(fig. 3)
(fig.4)