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POR LA CARIDAD
Ramón Sánchez-Parra Servet
Presidente Cabildo Superior de Cofradías
Murcia
La verdadera caridad según San Pablo es
sufrida y paciente, es la que necesita un
prójimo tangible sobre el que volcarse; y debe
contemplar el rostro de Jesús copiado en el
rostro de cada hombre que sufre. Dice que de
todas las virtudes humanas la más grande es la
Caridad, sino tengo amor no tengo nada.
En el Evangelio de San Mateo, leemos:
Porque
tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y
me diste de beber; peregrino
fui y me
acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis;
enfermo y me visitasteis; preso y me viniste a
ver
. Y como decía San Juan es imposible amar a Dios, a quien no vemos, sino amamos a nuestro
prójimo a quien vemos.
Aquí vemos el legado más hermoso del cristianismo: Dios anida en el rostro de cada uno de los
necesitados, y el amor, la adhesión con esas personas que sufren, se erigen en la única justificación
de nuestro paso por la tierra.
El amor a Cristo se encarna en el hombre que
sufre, muy difícil de entender en nuestros
tiempos. San Vicente de Paul consideró que la
perfección cristiana no se alcanzaba solo en la
clausura sino al servicio de los pobres.
En este año que también celebramos el año de
la vida consagrada, esos religiosos y religiosas
que en sus conventos son las casas de los
enfermos, su claustro, las salas de los
hospitales, su celda, las escuelas y prisiones,
por eso y como bien nos decía San Vicente de
Paul y que debemos aplicarnos todos….
conservar vuestra dulzura y sonrisa‖.
La Caridad es paciente, es servicial, la caridad no es envidiosa, no hace alarde, no se envanece, no
procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no
se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. La Caridad todo lo disculpa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta. Bien nos dice nuestro Santo Padre Francisco:
―La Caridad es
la mayor riqueza de la iglesia‖
Sigamos a nuestros Cristos y Vírgenes con el ruego de que nos ayuden a mejorar en nuestra
solidaridad con los más necesitados y que demostremos verdaderamente que somos hijos de Dios.