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Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad
Mis padres se resignaron y tuvieron que hacerse a la idea que no podían
convencerme para que me esperase otro año más y, el niño, que había
invertido todos sus ahorros, presentes y futuros, en la túnica de Jesús,
cíngulo, zapatos y demás, lo hacía para salir ese año en lo que siempre
se llamó “El Pelotón de los Torpes”, cantera de muchos nazarenos in-
fantiles. Sin duda, la primera experiencia como nazareno es algo que
siempre recordaré con mucho cariño. De allí pasaría a la Hermandad
de la Caída, hermandad donde siempre he desfilado. La vinculación
con Jesús ha sido muy intensa, contrayendo incluso matrimonio en la
Iglesia Privativa. Para mí significa mucho, por devoción, por tradición,
por el paso de la Caída, por mi familia, por Salzillo...por tantas cosas.
La Cofradía nuestra siempre ha sido El Refugio, la Procesión del
Silencio, en la que mi abuelo fue uno de los primeros integrantes, y en
la que han desfilado varias generaciones de mi casa. Recuerdo cuando
me dedicaba a ayudar a mi abuelo, cuando los tickets de salida se ha-
cían con máquina de escribir, a redactar uno a uno el ticket de procesión
de cada cofrade. Tarea que nos llevaba mucho tiempo, el dictaba y yo
escribía... Mi unión a la cofradía es la unión de varias generaciones de
mi familia, contraste con el resto de procesiones de Murcia, por su reco-
gimiento, su oscuridad, su silencio, su Cristo...
La primera experiencia como estante fue el paso por el Resucitado,
en la Hermandad de la Aparición de Jesús a María Magdalena, desde el
año 2007, como consecuencia de la amistad con ese Nazareno con ma-
yúsculas llamado Federico Sáez Sánchez. Persona que me dio la oportu-
nidad de unirme a ese maravilloso trono, a un grupo de nazarenos-ami-
gos, con los que sigo teniendo amistad mucho más allá de la Semana
Santa.
Recuerdo, y aquí hago un inciso, aquellas reuniones en el monte, en el Valle Perdido, donde un
grupo de nazarenos que nos conocimos a través de un foro en internet, nos juntábamos a comer y a
contar anécdotas. Allí volvimos a coincidir, casi casualmente, Antonio José (nuestro Presidente) y yo,
después de muchos años, y la amistad fraguada con esos encuentros ha sido una de las experiencias
más bonitas vividas dentro de este mundo cofrade que nos une.
En el año 2014 mi amigo David de Andrés, Cabo de Andas de María Dolorosa, me invita a
desfilar como estante en nuestra Cofradía. La procesión de mi barrio, donde he nacido, donde me he
criado. Tras la experiencia del primer año no dudé en repetir y hacerme cofrade de la Caridad.
Actualmente me encuentro inmerso, junto con un grupo de amigos, en un magnífico y precioso
proyecto, en la Cofradía de la Fe. Fruto del encuentro y unión de varios amigos, que nos llamamos
“hermanos”, con el Consiliario de la Cofradía, nuestro querido Padre Cayetano. Estamos trabajan-
do para poder sacar a la luz una maravillosa talla de Sánchez Lozano que se venera en La Merced,
imagen franciscana por antonomasia, el Abrazo de San Francisco, junto con una hermandad infantil
escoltándola. Pido a Dios que nos guíe e ilumine en ese nada sencillo camino para que pueda ver luz
esa imagen por nuestras calles, desfilando en la magnífica y austera Cofradía del Sábado de Pasión.
Desde que soy padre de dos hijos, la Semana Santa es algo que vivo con mayor intensidad si cabe y,