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Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad
de la Pasión según San Juan, la Adoración de la
Cruz, la Misa de Presantificados y el Oficio de
Tinieblas, discurrían por las calles de Murcia las
procesiones de Nuestro Padre Jesús Nazareno,
en la mañana, y en la noche cerrada, la del Santo
Entierro, en la que se integraban la Hermandad
del Santísimo Cristo de la Misericordia, y la Con-
gregación de Servitas, la procesión de los azules,
nuestra procesión.
Cuando el Nazareno había vuelto a la igle-
sia de Jesús. Cuando la Cena, la Oración, el Pren-
dimiento, los Azotes, la Caída, la Verónica y la
Dolorosa precedida del gallardo San Juan (cuya
camarera era mi tía Ana) habían recorrido durante horas las calles de la ciudad escenificando la pa-
sión del Señor. Cuando solo quedaba una vela encendida en el Tenebrario de la iglesia, significando a
María, a la Virgen, a la Madre que quedaba sola tras la muerte de su Hijo, llegaba el momento de que
saliese de San Bartolomé, Ntra. Sra. de las Angustias. Nuestro paso.
Siendo muy niña, mi madre (durante años secretaria de la Cofradía) me hizo Servita y hoy
tengo el honor de presidir esa Cofradía a la que siempre me he sentido muy unida por los lazos fa-
miliares que me ligan a una lista de grandes y ejemplares mujeres que me precedieron como servitas,
ocupando distintos cargos en las Juntas de Gobierno desde finales del siglo XIX (Caso de mi bisabuela
Mercedes Bosch que llegó a ser presidenta).
Presidir la Cofradía me va llevando a conocer otra cara de nuestra Semana Santa en la que nun-
ca había reparado, a pesar de mis muchos
años de cofrade y mi tradición familiar. He
visto de cerca el trabajo que conlleva sacar
la procesión a la calle: cuando la ves desde
fuera no te haces idea de los esfuerzos y des-
velos que encierra. He conocido a las ilusio-
nes de personas, muchas veces anónimas,
que con tesón y responsabilidad realizan
un sinfín de cometidos, p.ej.: la bajada de la
imagen de la Virgen de las Angustias, vestir
al Ángel Servita, adornar los tronos, etc. La
unión de todos esos pormenores tiene como
resultado un hermoso cortejo que, además
de contribuir al mantenimiento de una
tradición secular, esperamos sirva, como a
mí me sirvió, para que muchos crezcan en
su fe. También me ha sorprendido el hecho de que el trabajo de la Cofradía se mantenga durante todo
el año alentado por las personas que forman el Equipo de Gobierno. Así, la responsabilidad de pre-
sidir la Cofradía Servitas está siendo una experiencia única y maravillosa para mí. Doy gracias por
ello, pues no me imaginaba que me iba a hacer tanto bien y afronto esta etapa con la misma ilusión y
alegría de aquella niña que, de la mano de su madre, tuvo el primer contacto con nuestras procesiones
de Semana Santa.