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Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad
envía de su tesorería.” Habiendo dicho esto, la Virgen misma lo invistió, dándole las instrucciones de
usarla solamente en los días festivos designados en su honor. En la Catedral de Toledo, los peregrinos
pueden aún venerar la piedra sobre la que la Virgen Santísima puso sus pies cuando se le apareció a
San Ildefonso.
Ese es el milagro, de honda raigambre devocional, plasmado por Sánchez Lozano en el grupo
que se muestra en una de las capillas laterales de la Iglesia de Santa Catalina.
Sánchez Lozano refleja el momento en que
el santo, arrodillado ante la imagen de la Virgen de
la Paz, recibe el precioso tributo de la casulla. La
Virgen aparece sentada sobre un sillón barroco y
se inclina levemente para imponer la casulla a San
Ildefonso. Pero el culto a San Ildefonso en la iglesia
de Santa Catalina es muy anterior. De 1792 data la
noticia de que en la víspera de la fiesta del santo,
que se celebra el 23 de enero, “entre tres y quatro
de la tarde, los Muy Ilustres Señores Caballeros del
Hábito, Canónigos, y Cofradía del Sr. S. Ildefonso,
sita en la Parroquial de Santa Catalina, celebrarán
las vísperas clásicas, continuando la función que años hase se hacía. Predicara el Sr. D. Josef Eschrib,
Cura propio de dicha Parroquial. El día del Santo se principiará por la mañana a las nueve y media, y
por la tarde á las tres, con asistencia de la Capilla de este Ilustre Ayuntamiento, y Madres Agustinas”.
De donde se deduce que la festividad del santo toledano era objeto de gran celebración en
aquellos años finales del siglo XVIII, pero es patente que la
cofradía era muy anterior, no sólo porque se alude a la función
que ya se hacía años atrás, sino porque existe constancia de que
en febrero de 1659, casi siglo y medio antes, aquella hermandad
constituida por sacerdotes y seglares del estado noble trató de
adquirir la capilla denominada del Santo Cristo, que conservaban
los hermanos hospitalarios de San Juan de Dios en Santa Catalina,
para contar con lugar de enterramiento propio, aunque finalmente
no se cerró el acuerdo.
Más atrás se remontó en sus investigaciones el investigador
murciano José Crisanto López Jiménez, cuando localizó en
el Archivo de Protocolos la obligación de un tal Juan Cano,
procurador, vecino de Murcia, de pagar 30 ducados a la Cofradía
de San Ildefonso, de sacerdotes, que le mandó dar el clérigo
Francisco de Santa Cruz para hacer un San Ildefonso, como
aparece en cláusula de su testamento de fecha 11 de julio de 1603.
Hay una curiosa referencia a la Cofradía de san Ildefonso en una reseña sobre la del Rosario
publicada con fecha 26 de junio de 1896 en el diario ‘Las Provincias de Levante’, y conforme a la