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Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad
Su encuentro con los disciplinantes y la Virgen, a la que el pensamiento dirigimos ahora a la
Madre de la Misericordia. Que la dulzura de su mirada nos acompañe para que todos podamos re-
descubrir la alegría de la ternura de Dios. Nadie como María ha conocido la profundidad del misterio
de Dios hecho hombre. Toda su vida estuvo plasmada por la presencia de la misericordia hecha carne.
La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó
íntimamente en el misterio de su amor. Al pie de la cruz, María junto con Juan, el discípulo del amor,
es testigo de las palabras de perdón que salen de la boca de Jesús. El perdón supremo ofrecido a quien
lo ha crucificado nos muestra hasta dónde puede llegar la misericordia de Dios. María atestigua que
la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin excluir a ninguno.
Y aquí acaba, este pequeño camino acompañando al ingenioso hidalgo Don Quijote de la Man-
cha, sus profundas creencias religiosas y su fe, hombre religioso que a pesar de su locura puso en todo
su hacer y obrar a Dios; siendo caritativo y mostrándonos su misericordia.