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Rosario Corinto 04
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a su situación estratégica, esta técnica llega a la Península a través de dos corrientes: la continental y
la mediterránea, fusionándose y dando como resultado un tipo de bordado propio que, a partir del
siglo X, va adquiriendo entidad propia, utilizándose desde entonces el oro y las sedas, de procedencia
árabe.
En los siglos XI, XII y XIII se observa un gran desarrollo y comienza a hacerse una distinción
entre un bordado erudito y noble, frente a otro de carácter más popular. En esta época nacen los
talleres, ya sean de palacio o monacales.
A partir del siglo XV los bordadores comienzan a unirse en gremios redactando ordenanzas
propias y agrupándose bajo la protección de un Santo Patrón en cada localidad.
Será en el siglo XVI cuando el bordado alcance un momento de mayor esplendor sobre todo
lo relacionado con la Iglesia. Ya en el período barroco el bordado experimentará un cambio sustancial,
por ejemplo, en lo que a motivos decorativos se refiere, y también debido a las postulados del Concilio
de Trento, se sustituye la figuración, es decir, el bordado llamado de imaginería, por ornamentación
floral y vegetal, además de simbólica, donde, podemos destacar elementos alusivos a la pasión como
la cruz y los clavos, la corona de espinas, el flagelo, la columna, etc... Además de recalcar que el
bordado va ganando en relieve y carnosidad.
III) MATERIALES, INSTRUMENTOS Y TECNICAS DEL BORDADO A REALCE.
Fundamentalmente el bordado está compuesto por dos materiales: el soporte (tejido) y el hilo.
De entre los tejidos utilizados para el bordado ocupa un lugar preponderante el terciopelo, éste es una
tela velluda y tupida formada por dos urdimbres y una trama. Hay distintas clases: la más utilizada
el llamado terciopelo alemán, aunque el de mayor calidad es de Lyon, que está realizado en seda, éste
último se suele emplear para cosas muy destacadas dado su alto precio. Se utilizan otros tejidos, que
hemos de nombrar como el tisú, damasco, raso, otomán y malla, ésta última se ha convertido en un
elemento muy frecuente, la más común es la llamada “de nudos”, con formas triangulares, aunque
existe otro tipo, de una mayor y más compleja elaboración muy cercana a los encajes de bolillo.
En cuanto a los hilos de oro y plata, debemos reseñar que desde el siglo XVI se ideó una
fórmula para recubrir con una fina lámina de metal el hilo de seda, así como contrarrestar la rigidez
que ofrecían los primeros hilos de estas características. Existen dos tipos de hilos de oro, el fino, cuyo
metal utilizado es la plata bañada y el entrefino donde en vez de plata se utiliza cobre.
Imagen del proceso de bordado donde se colocan las piezas sobre el dibujo en un
soporte de terciopelo, Se puede apreciar el fieltro, la broca con hilo de torzal, un carrete
de hilo de muestra y otro del hilo de algodón con el que se tejen y dibujan los distintos
motivos.