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Rosario Corinto 04
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personalidad han conseguido este objetivo.
Conocemos a algunos que lo intentaron y
debieron desistir, como también a los pocos que
culminaron esta senda con éxito.
En nuestra región quizá el caso más
llamativo fue el de Juan González Moreno
(1908-1996), que logró forjar un estilo propio a
través de un estilo más clásico que barroco, con
una personalidad más acorde a las corrientes
artísticas que conoció fuera de esta tierra que
con un seguimiento fiel del estilo habitual en
ella.
Y lo mismo podemos decir de José
Antonio Hernández Navarro, que ha dotado
a su amplia producción escultórica de una
personalidad claramente propia, en la que no ha
cesado de investigar e incorporar no sólo unos
rasgos distintivos en la talla, sino también abordando con valentía cuestiones que hasta ese momento
parecían difíciles de representar escultóricamente.
Cuando en 2007 realizaba para la Cofradía del
Santísimo Cristo de la Caridad su paso de la Sagrada
Flagelación, se atrevía a mostrar la escena con un detalle que
hasta ese momento había quedado prácticamente limitado
a la pintura: la altura de la columna, aquí representada,
eso sí, con un aspecto arbóreo. Aun renunciando a un
verismo en la realidad de la escena que hubiese requerido
una presencia masiva de llagas y sangre –algo a lo que
Hernández Navarro ha renunciado claramente en su obra
para remarcar la dimensión divina sobre la humana de
Cristo-, la altura de la columna sí se corresponde con lo que
sabemos de las flagelaciones romanas, en las que los reos
eran colgados literalmente de alguna columna o incluso del
techo de una sala.
Y aunque pueda parecernos una cuestión menor, lo
que apunta es la reafirmación de esa valentía de Hernández
Navarro para abordar cuestiones que hasta ese momento
nadie había llevado de la pintura a la escultura, un camino
que sí se había seguido al revés, pues curiosamente tras la
aparición de los primeros pasos de la Flagelación en el Barroco comenzamos a ver por vez primera
cómo algunos pintores emplearon secciones de columna en sus obras. Para el camino inverso, como
vemos, habría que esperar tres siglos hasta la obra del de Los Ramos.