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Rosario Corinto 04
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el siguiente y curioso detalle que Sánchez Lozano inscribió en la imagen de Bussy al restaurarla de
manera definitiva al terminar la Guerra Civil, inscripción que prueba el honor que fue para el escultor
del Pilar de la Horadada restaurar la obra de Nicolás de Bussy :
‘’Sanchezlozano me restauró en 1940/los rojos me destrozaron’’
Como más hacia adelante comprobarán esta obra hizo conocer a los Sánchez Lozano las
dificultades que pueden encontrarse a la hora de reintegrar una obra que fue descuartizada y
desintegrada durante la Guerra Civil Española (1.936-1.939).
No solo Bussy tuvo que ser estudiado, otro autor como Dupar tendría que ser analizado,
estudiado y entendido por nuestro autor, puesto que en la cercana Villa de Beniaján tuvo que llevar
a cabo una de sus grandes empresas: devolverle a los habitantes de Beniaján a su Virgen del Carmen,
su patrona.
Es Nuestra Señora del Carmen, Patrona de Beniaján, la protagonista de esta primera edición
de la obra de Sánchez Lozano a través de dos de sus grandes grupos escultóricos. Creo firmemente
que no hay grupos escultóricos en la obra del escultor del Pilar de la Horadada que reúnan tanta
delicadeza, esfuerzo, arte y sabiduría como Nuestra Señora del Carmen de Beniaján y el Sagrado
Corazón de la Rivera de Molina. En este artículo comenzamos con la Patrona de Beniaján, hablar de
esta imagen es sencillo, pues nos encontramos ante una de las obras más señeras y artísticas de todas
las que se encuentran repartidas por la huerta murciana, siendo incluso considerada obra cumbre
de la imaginería barroca murciana, tal y como asevera D. Gabriel Nicolás Vera en la introducción
del libro conmemorativo del 50 aniversario de la hechura de la talla (1956-2006) por D. José Sánchez
Lozano.
La Virgen del Carmen llama poderosamente la atención por la disposición del grupo escultórico,
la valentía y perfecta resolución con la que el escultor del Pilar de la Horadada resolvió la reposición
al culto del icono por excelencia de la localidad de Beniaján. No me cabe la menor duda que fue la
valentía y el amor al arte sacro lo que llevaron a Sánchez Lozano a aceptar tan magno encargo, puesto
que si ya es difícil realizar un conjunto escultórico creativo y distinto a lo ejecutado hasta el momento
más lo es todavía reinterpretar y recomponer exactamente igual la obra de un escultor tan prolífico,
respetado y conocido como era D. Antonio Dupar, autor de la imagen de Nuestra Señora del Carmen
que tristemente fue quemada en la contienda civil española.
Para hablar del icono de Sánchez Lozano primero debemos comenzar por conocer un poco
de la historia de la imagen primigenia, la que la segunda quincena del mes de marzo de 1.936 fue
tristemente descuartizada con hachas ymartillos en la plaza de la iglesia de Beniaján, todo esto después
de milagrosamente resistir al fuego que fue provocado intencionadamente la noche del 14 al 15 de
marzo de 1.936 con el fin de quemar la iglesia de la localidad. La obra que aquella noche desapareció,
solo por unos años, fue realizada en torno al año 1.725 cuando
se encarga al escultor francés Antonio Dupar la imagen original
de Nuestra Señora la Virgen del Carmen, siendo la imagen de la
siguiente manera tal y como escribe D. Antonio García Valverde en
la publicación citada anteriormente, referente al 50 aniversario de la
imagen de Sánchez Lozano:
‘’La Virgen del Carmen con el Niño en sus brazos y portando ambos
el Escapulario de la Orden, que baja del cielo sobre una nube y llegando
hasta las puertas del Purgatorio donde es ayudada por dos ángeles que
elevan hacia el cielo a las animas purificadas. Querubines la acompañan
en la nube mientras tres ánimas de distinta edades esperan su turno de
salvación’’.