Página 98 - revista corregida final total

Versión de HTML Básico

98
Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad
la Esperanza, el Perdón, la Sangre, Jesús o el Resucitado, que
forman parte de su patrimonio personal. Entre todas esas
réplicas cabría destacar la de la Dolorosa de la Cofradía de la
Esperanza, la imagen a quien mayor devoción profesan, lo cual
se demuestra al admirar de cerca tan delicada reproducción.
El primer trabajo público que hicieron fue una
reproducción de la cabeza de San Antón Abad, Patrón de su
barrio, para la Cofradía homónima (de la que son hermanos
estantes), y en la que ya se apreciaba la tremenda habilidad
con el modelado que poseen. También recuerdan con mucho
cariño sus dos primeras obras completas para un sacerdote
murciano: las reproducciones a 25 cm. de dos obras magistrales
de González Moreno, la Virgen de la Amargura y San Juan de
la Cofradía del Santo Sepulcro.
Pero el trampolín que les catapultó en 2009 a ser tan
conocidos hoy en el mundo del arte cofrade murciano fue la
maqueta completa que hicieron del paso del Cristo del Perdón.
Fueron a bendecirla a la Parroquia de San Antolín y pronto
corrió como la pólvora por la Murcia cofrade la noticia de la
existencia de estos artistas.
Hoy siguen trabajando muchísimo, y no sólo realizando milimétricas reproducciones de pasos
reales, sino también creando sus propias composiciones de arte devocional, y siempre inspirados por
la estética salzillesca y murciana, que tantos momentos de gloria ha dado al panorama artístico de
nuestra tierra.
Algunas de nuestras iglesias también van exponiendo ya las obras salidas de sus manos, como
por ejemplo en la Parroquia de San Francisco Javier y San Antón, la parroquia de Juan y Sebastián,
donde cadaNavidad exponen unNacimiento de tamaño académico. O el Convento deMM. Dominicas
de Santa Ana, que ha unido a su ingente y secular patrimonio una bellísima imagen de oratorio de
Santo Domingo de Guzmán.
Su juventud e ilusión harán que les depare un futuro muy provechoso. Y lo más importante
de todo: siempre bajo el prisma de sus acendradas creencias. Sólo desde la mirada de un creyente se
consigue imprimir a las creaciones la unción necesaria para toda imagen sagrada. De ahí que sean
unos verdaderos escultores de la devoción.