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Pues bien, cuando salíamos de casa de mi suegra, mi cuñado
Antonio, que también esto de las procesiones, le gusta un rato,
empezó con la cantinela, de: ¿Cuñado, porque no haces un paso
para tu Cofradía del Amparo? y este fue el germen, que después de
2 años haría que de esta ilusión, en esta tarde tan especial para
mí, arrancara el proyecto que se
materializaría en un nuevo trono
para mi Cofradía del Amparo; el
Paso del Encuentro en el camino del
calvario.
Ví la procesión en la calle de Jara
Carrillo con toda mi familia, y lo
que más claramente recuerdo de esta
tarde es, primero mi emoción al ver
el rojo corinto de sus túnicas, que me
removían en mi “colorao” del alma,
el cariño de mi querida Cofradía de
la Sangre, y lo segundo, lo completa
que iba toda la nueva hermandad de
la procesión. Que la imaginería, no fue tal vez lo más acertado de
esta nueva cofradía, también, pero vi en muchos de los nazarenos,
mucha ilusión, que después de tantos años van haciendo de la
cofradía, la gran institución que hoy en día es. Se han cometido
errores, se han subsanado y corregido, para mí lo más grande que
tiene el tener a Dios como Padre, es que te deja que te equivoques,
pero también te ayuda a levantarte del error y coger de nuevo el
camino. Esto creo que es el sentimiento principal que hay que
tener en cualquier cofradía y en cualquier movimiento dentro de
la iglesia. Por tanto, después de veinte años, a todos los que han
trabajado y trabajan para que este proyecto hoy, sea una realidad
tan hermosa en la tarde del Sábado de Pasión, lo único que le
puedo decir es gracias, gracias, por permitirme como nazareno
poder disfrutar cada año de vuestra procesión.