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Muy Ilustre y Venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad
feo, lo bueno y lo malo a lo largo de la historia del arte.
Buscando sinónimos de la palabra belleza hallamos términos tan apasionantes como la
sublimidad y la magnificencia que se encuentran íntimamente relacionados aunque sean conceptos
que emanen hacia los aspectos más irracionales de este juicio, que nos llevan incluso al extremo de la
grandeza.
En la actualidad la idea de belleza parece haber perdido el respetable e indiscutido arraigo del
que gozó durante la mayor parte de la historia. No es sólo que cada época tenga su ideal de belleza,
sino que, al mismo tiempo, en cada una conviven de igual manera muchas tendencias disonantes,
incluso sin llegar a los límites de riqueza que distingue a la nuestra, en la que el propio ideal se halla
asimismo cuestionado. Cada filósofo, cada crítico o cada artista elaboran conceptos provenientes de
distintos raciocinios enmarcados bajo culturas diferentes y la suma de todos ellos es lo que comúnmente
manejamos en nuestro devenir diario.
Hastanuestrosdías llegó labelleza con los trastornospropiosde algoque seha ido reformulando,
a través del tiempo y que se encuentra con la crisis de la cultura contemporánea y la nueva concepción
del arte, donde definitivamente, arte y belleza se independizan y ya nada volverá a ser como antes.
Durante el siglo XX, las
vanguardias artísticas pusieron
en crisis su vigencia, su carácter
analógico y reconocible, incluso
dejaron de aspirar a ella. La
marginaron y la ridiculizaron.
El arte de las vanguardias no
plantea el problema de la belleza
porque viola todos los cánones
estéticos respetados hasta ese
momento.
El
tan
inolvidable
gesto vanguardista de Marcel
Duchamp,
al
exhibir
un
mingitorio como “obra de arte”,
originó tal revuelo que echó
por tierra las ansias de belleza
que la humanidad creía que
había implícita en toda expresión considerada artística, al menos hasta ahora. Fue desacreditada y
ridiculizada como prototipo burgués.
Pocas nociones se hallan tan asociadas a nuestra idea convencional del arte como lade belleza; sin
embargo, se encuentran de unmodo habitual alejadas de nuestra mundología del arte contemporáneo.
Según las palabras finales de la obra de Eco, se halla rendida “a la orgía de la tolerancia, al sincretismo
total, al absoluto e imparable politeísmo de la belleza”. Supongo que “el todo vale” tuvo bastante que
ver con lo que a partir del siglo XX conformará nuestra percepción del arte. Ahí se perdió, a mi modo
de ver, la esencia verdadera del arte, porque ya no bastaba la unidad, la forma, el equilibrio… a partir
de ahora cualquier objeto puede constituir arte por el simple hecho de que alguien lo secunde.
Hemos construido una sociedad extravagante donde, con el objetivo de innovar, de ser
diferentes, únicos, de lograr expectación e incluso desequilibrio, se construye un arte que sacrifica la
belleza, marginando aquello que nos relajaba, nos inspiraba y saciaba. Ahora en cambio nos hacen
pensar, nos atormentan, nos sacuden; lo que busca el arte actual es enseñar a interpretar el mundo
con una mirada distinta, pero para eso debemos desprendernos de los prejuicios establecidos durante