Página 169 - revista corregida final total

Versión de HTML Básico

Rosario Corinto 04
169
Túnica o cámara, cámara o túnica; ésta es siempre la
complicada decisión que un nazareno amante de la fotografía
tiene que afrontar cuando se aproxima una nueva semana de
pasión. De Viernes de Dolores a Domingo de Resurrección
parece que hay muchos días para poder disfrutar de ambas
cosas, pero créanme, es muy complicado tanto no ponerte
la túnica de tu cofradía durante dos años, como decirle a tu
cámara que cierto día no olerá a incienso. No colgarte la cámara
durante una procesión, para los enamorados de la fotografía
cofrade, es no dejar testimonio de un hecho que solamente
ocurre una vez al año. Si, también es cierto que procesionando
se captan muchas imágenes con nuestros sentidos, incluso
algunas veces mejores y más profundas que con cámara, pero
dicha imagen no queda en tu disco duro para siempre.
Mi afición por la fotografía tiene su origen en las
procesiones, en la Semana Santa. El mundo nazareno fue lo
que me empujó a introducirme en el mundo de las cámaras y
de los objetivos. Desde ese momento, hace aproximadamente
unos 5 años, mi interés por el mundillo de la imagen ha
ido siempre en aumento, saliendo del ámbito cofrade y
extendiéndose lentamente hasta donde mi modesto ojo me
deja ver. De hecho, cuando D. Andrés Marín me llamó en noviembre para comunicarme que mi
fotografía del Cristo del Rescate iba a ilustrar la portada de “El Cabildillo” este año, no me lo creía; y
hasta que no lo vea con mis propios ojos no seré consciente de ello. No obstante, siempre he pensado
que retratar la Semana Santa, o en general una procesión, es algo complejo. La fotografía cofrade no
es una modalidad sencilla ni mucho menos, pues en ella se dan bastantes factores que dificultan “el
retrato”; como puede ser la falta de luz en la granmayoría de procesiones, que obliga a poner la cámara
en configuraciones extremas. Además, como todos sabemos, las procesiones son un “evangelio que
camina” y por tanto el movimiento es una característica fundamental en los desfiles, cosa que los
fotógrafos precisamente no buscamos. Dentro del ambiente procesional tampoco puede faltar la gente
LA VISIÓN DE UN FOTÓGRAFO
NAZARENO
Jorge Martínez Reyes