Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos
Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos
Estandarte: Jesús Mª Cosano Cejas (orfebre) Ramón Cuenca Santo (escultor) Santiago Rodríguez Lopez (Diseño)
–Imagen realizada en madera de cedro tallada y policromada al oleo. Ojos de vidrio de media esfera pintados artesanalmente y pestañas de cabello natural.
–Peana de Nuestra Señora del Rosario – Diseño de Santiago Rodríguez López (2012) con ejecución del tronista Manuel Angel Lorente Sánchez, realizada en madera tallada, grabada y dorada a la corla.
–Corona imperial repujada y plateada con traza de Santiago Rodríguez López debidas al taller de orfebrería «Piró» de Valencia (2013). Manto brocado en oro sobre tejido negro por el obrador de Alvaro Moliner – Valencia.
–Tavoletta (Guión-Tabla) con cornucopia S.XIX (estrenada en 2013) y lienzo de la Virgen realizado por el artista murciano Santiago Rodríguez López (2014)
–Faroles del Estandarte, diseño del artista Santiago Rodríguez López (2019) y trabajo de orfebrería de Jesús Mª Cosano Cejas.
La imagen de Nuestra Señora del Rosario es una antigua advocación presente en el Templo de Santa Catalina desde, al menos, comienzos de siglo XVIII. La antigua efigie fue venerada en la cuarta capilla del lado de la Evangelio de esta iglesia (Fuentes y Ponte) siendo muestra del fuerte arraigo de esta devoción mariana en la ciudad y campo de Murcia al estar presente en gran número de iglesias de esta demarcación. Contó con Cofradía propia que la procesionaba en “rosario público” todos los primeros sábados de mes (Ibáñez García). Desaparecida la anterior efigie en 1936 no ha sido hasta 2013 cuando se ha recuperado su culto dentro de esta feligresía, debiéndose tal restauración a la Cofradía del Santísimo Cristo de la Caridad dentro de los actos de su XX Aniversario fundacional.
El tema iconográfico elegido altera la primitiva devoción “gloriosa” optando por una versión pasionista de Nuestra Señora del Rosario; el motivo se debe al culto que la citada institución mantiene desde sus orígenes a los cinco Misterios Dolorosos integrados dentro de esta devoción piadosa: Oración en el Huerto, Flagelación, Coronación de Espinas, Jesús Camino del Calvario y Crucificado. La imagen muestra a la Virgen recogida en el aposento del Cenáculo durante la jornada de Sábado Santo haciendo oración y “memoria piadosa” de los sucesos dramáticos acaecidos horas antes. Esta escena se recoge en distintas versiones piadosas presentes en Europa desde época medieval (López-Guadalupe Muñoz). El atuendo procesional responde a este carácter luctuoso correspondiendo a la vestimenta de “viuda castellana” que se difundió en los distintos reinos hispánicos durante el reinado de Felipe II.
A nivel artístico el trabajo de Ramón Cuenca Santo ha supuesto la consecución de una imagen de fuerte carácter levantino impregnada de la tradición imaginera que caracteriza las procesiones de la ciudad de Murcia; es decir, continuando el lenguaje estilístico propio de Francisco Salzillo que tanto protagonismo tiene en los cortejos del día de Viernes Santo. El estudio de estos precedentes se evidencia en la propia impronta italianista; gran movimiento compositivo, pese a su carácter arrodillado, y modelado suave, casi mórbido, que recuerda las texturas carnales trabajadas en mármol por Bernini. Las brillantes carnaciones refuerzan este aspecto y le otorgan una particular unción sacra: muestra de la religiosidad intimista de la que bebe su autor.
Tipológicamente, la imagen de Nuestra Señora del Rosario en sus Misterios Dolorosos parte de la tradicional iconografía de la Soledad hispánica configurada por el escultor Gaspar Becerra en 1565 que se veneró en el templo de los Mínimos de Madrid hasta su destrucción en 1936 (López-Guadalupe Muñoz). Sin embargo, la interpretación no resulta tan rígida como su prototipo planteando una versión original plena de expresividad y gestualidad vitalista. La belleza armoniosa de su rostro revela un tratamiento delicado y fino del trabajo escultórico; sensibilidad patente en la finura del modelado, el trabajo de la talla y la no menos vibrante policromía donde se percibe lo mejor de la herencia salzillesca. En definitiva, el joven artista consigue con esta pieza integrarse magistralmente en la nómina selecta de escultores que han trabajado este tema aportando a Murcia una interpretación única, un colofón artístico y devocional para su histórica Semana Santa.